
La sonrisa gingival es el término que los expertos en medicina y estética empleamos para referirnos a la exposición exagerada de las encías al sonreír. Algo que tiene un impacto estético indeseado, un rasgo que no pasa desapercibido a la vista.
Grados de la sonrisa gingival
A nivel estético muchos autores coinciden en distinguir tres niveles de sonrisa gingival…
- El leve, en el que al sonreír se muestran entre 2 y 4 milímetros de encía…
- El medio, entre 4 y 6 milímetros de exposición…
- Y el grave, en que quedan a la vista más de 6 milímetros de encía.

Esta categorización se establece en función del efecto estético, pero es importante destacar también otra. Aquella que identifica las causas.
Causas que originan la sonrisa gingival
Respecto a las causas que generan una exposición exagerada de las encías al sonreir destacamos cuatro:
- Casos en los que los dientes nacen muy bajos en las encías.
- Otros en los que la dentadura está cubierta por las encías en su parte superior.
- Y, en tercer lugar, tenemos aquellos en los que es consecuencia de un maxilar demasiado largo.
Si la sonrisa gingival responde a una de estas tres causas, lo más adecuado es tratar la cuestión con el odontólogo, ya que su causa reside en el desarrollo e implantación del maxilar y las piezas dentarias.
Hay, además de estas tres causas que acabo de señalar, una cuarta causa, sin duda la más frecuente y sencilla de solucionar. De ella, precisamente, es de la que quiero hablarte en este nuevo episodio:
- Me refiero a aquellos casos en los que se produce una exposición excesiva de la encía debido, bien a tener un labio superior corto, bien generada por un una acción muscular muy elevada en la zona bucodental.
La solución, aquí, no pasa necesariamente por la clínica dental. Es posible dar solución este problema estético con un tratamiento que no implica una intervención compleja, larga y con frecuencia muy molesta.
Corrección de la sonrisa gingival con neuromoduladores y ácido hialurónico
Establecer el tratamiento adecuado exige conocer a fondo el funcionamiento de cada uno de los músculos que intervienen en nuestra sonrisa, desde el que tiene un papel más importante, el elevador del labio superior, hasta el elevador del ala de la nariz, pasando por el elevador de la comisura de los labios, los cigomáticos, mayor y menor, o el depresor nasal.
Para conseguir el efecto deseado pongo en juego dos recursos. Por un lado, los neuromoduladores que sirve para paralizar el músculo elevador, aquel que actúa exageradamente poniendo a la vista la encía, y por otro, el ácido hialurónico, que tiene como función elevar el volumen de un delgado labio superior reduciendo la superficie mostrada cuando se sonríe. Con el empleo de ambos conseguimos que el bermellón -así es como se denomina la parte roja del labio- alcance el volumen adecuado.

El proceso que sigo es sencillo, cómodo, rápido, estético y prácticamente indoloro.
- Sencillo, porque lo llevo a cabo en mi consulta, no requiere de hospitalización.
- Cómodo, ya que puede realizarse en cualquier época del año.
- Rápido, pues en menos de un cuarto de hora se ha completado.
- Estético, porque no deja ningún tipo de huella.
- E indoloro pues no precisa anestesia, tan sólo se siente un pequeño y breve escozor.
Para obtener el resultado deseado lo que hago es colocar ácido hialurónico en una localización cercana a la línea húmeda de la submucosa. En el caso de que haga falta mayor proyección, es preciso poner más producto en la semimucosa seca o en la línea blanca, tal y como ya vimos e un podcast anterior. También debemos decidir si colocarlo en plano submuscular para potenciar el volumen y conseguir un efecto más estético, atractivo y joven.
Como ya he dicho antes, hará falta también debilitar la acción del músculo elevador del labio superior con neuromoduladores para conseguir la sonrisa que queremos y armonizarla con la cara del paciente, equilibrando las posiciones y dimensiones de labio, encía, aletas nasales y pómulos. Todo ello sin quitar expresividad facial.
Me gusta explicar a mis pacientes que, aunque el tratamiento habrá de repetirse periódicamente debido a la reabsorción natural del ácido hialurónico y los neuromoduladores, el plazo habitual oscila entre los tres y seis meses, pero puede ser aún mayor, ya que a medida que se repite el tratamiento la permanencia del producto es mayor.
Hay algo muy importante quiero destacar y que mi experiencia me ha enseñado: igual que no hay dos sonrisas idénticas, no puede haber dos tratamientos iguales. La personalización es clave. Y por eso hay que contar con médicos especialistas que conozcan como la palma de su mano la anatomía facial, de lo contrario nos podemos encontrar con resultados indeseados.
Siento cada caso, como un apasionante proceso en el que he de tener muy presente cómo es cada persona. su morfología, su forma física, su carácter, su estilo de vida, sus gustos… sólo así el resultado final no resta ni altera personalidad, sino que la reafirma y la hace más segura y atractiva. Esa es mi meta y mi mayor satisfacción.
Si alguna de las personas que me estáis escuchando no le gusta su sonrisa por un exceso de presencia de la encía, puede ponerse en contacto conmigo a través de mi web patriciamancebo.com o acudir a mi consulta en Madrid en la calle Julián Besteiro número 6 (muy cerca del Santiago Bernabeu) para analizar su caso en concreto y definir realmente qué tratamiento con neuromoduladores y ácido hialurónico necesita.
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