El motivo natural de sudar viene de la necesidad de nuestro cuerpo de liberar calor, y ello se consigue por medio de la transpiración y refrescamiento de la piel. Cuando las glándulas sudoríparas generan hiperactividad, se produce un descontrol de sudor en zonas específicas.
La hiperhidrosis se caracteriza por una sudoración excesiva que supera a la que se necesita para la termorregulación normal.
Las glándulas que intervienen en el proceso de la sudoración
La sudoración se produce por el trabajo llevado a cabo por las glándulas sudoríparas, donde podemos identificar dos tipos:
- Glándulas de tipo ecrino: la mayor parte de las glándulas sudoríparas son de este tipo y por tanto son las que producen la gran parte del sudor. Hay mayor densidad de ellas en las palmas de las manos, las plantas de los pies y las axilas. Y están ausentes en están ausentes en zonas de piel especiales,como el borde de los labios, el lecho de la uña, los labios menores, el glande y la cara interna del prepucio. En un ambiente caluroso, o de esfuerzo físico o de estrés se ponen en funcionamiento para termorregular el cuerpo llegando a producir hasta 10 litros de sudor al día. También cumplen una función de eliminación de sustancias nocivas como metales pesados y otros compuestos.
- Glándulas de tipo apocrino, se conectan con los folículos pilosos en lugar de estar directamente relacionadas con la piel. Su función no está clara en el ser humano, pero se relacionan con funciones menores y de aumento de la resistencia a la fricción.
En el momento en que las glándulas sudoríparas se hiperactivan es cuando se desencadena una sudoración excesiva que lleva a la hiperhidrosis.

Tipos de hiperhidrosis
Dentro de la hiperhidrosis podemos identificar dos tipos:
- La hiperhidrosis primaria o focal: la cual se asocia con el medio ambiente y factores emocional desencadenantes, como la ansiedad o el estrés, el calor, el ejercicio, el tabaco, el alcohol, consumo de picante, tejidos usados en la ropa y los ambientes cálidos. También puede existir factores hereditarios. Las zonas más afectadas por el exceso de sudor normalmente se localiza en las áreas de las manos, la cara, los pies o las axilas.
En este tipo de hiperhidrosis, los nervios encargados de enviar las señales para que se desencadene la sudoración, lo hacen de manera excesiva, incluso sin existir estímulos y en los casos de estrés la situación se empeora.
- Hiperhidrosis secundaria: Es la menos frecuente y se trata de una sudoración generalizada, predominantemente nocturna y que suele estar asociada a enfermedades o medicamentos como:
- Infecciones: virales o bacterianas agudas o, crónicas, como la tuberculosis, la malaria, la brucelosis.
- Fármacos: como son la cocaína, heroína (incluso una vez suspendida), ciprofloxacina, aciclovir, esomeprazol, sertralina y otros antidepresivos.
- Endocrino: Diabetes, hipertiroidismo, menopausia, embarazo y otros.
- Trastornos neurológicos: accidente cerebrovascular, lesiones de la médula espinal, sudoración gustativa tras la parotidectomía, enfermedad de Parkinson.
- Otros: linfoma, palpitaciones, o insuficiencia cardíaca congestiva .
Para descartar posibles enfermedades asociadas a la hiperhidrosis o ante la sospecha de alguna de estas causas se debe realizar distintas pruebas para asegurar que al paciente la atiende el especialista adecuado.
Frecuencia de la hiperhidrosis
Este tipo de afección tiene una prevalencia (en el caso de la hiperhidrosis primaria) que oscila entre el 1% y el 2,8% de la población, pudiendo presentarse a cualquier edad, aunque es poco común en personas de edad avanzada, lo que sugiere una regresión de forma espontánea.
Los niños tienden a sufrir hiperhidrosis palmoplantar. La hiperhidrosis axilar es más común después de la pubertad, y casi con seguridad está relacionada con el desarrollo de las glándulas sudoríparas. Las axilas son las más afectadas (73%) seguidas de las manos (45,9%), los pies (41,1%), el cuero cabelludo (22,8 %) y las ingles (9,3 %).
Problemas más comunes derivados de la hiperhidrosis
La sudoración excesiva o inadecuada es un problema agudo. Las personas que la sufren son excluídas de muchas ocupaciones y actividades sociales, se ven condicionadas en su forma de vestir y además pueden sufrir alteraciones de la piel como consecuencia de la humedad como dermatitis e intertrigo.
En sus formas más severas puede producir hongos, descamación, mal olor o también conocido como bromhidrosis (olor desagradable provocada por los subproductos de las bacterias que colonizan las zonas sudorosas, irritación y pigmentación de la piel.
Solución a la hiperhidrosis
El National Institute for Health and Care Excellence (NICE) ha publicado recientemente las normas para el tratamiento inicial en atención primaria que sugieren evitar los alimentos picantes o el alcohol, las situaciones de estrés y los desencadenantes emocionales identificables.
Otras recomendaciones para la hiperhidrosis incluyen el uso de aerosol antitranspirante en lugar de desodorante y ropa suelta hecha de fibras naturales. No hay estudios formales sobre el impacto de estas medidas en la calidad de vida, y la mayoría se basa en lo informado por los pacientes.

La toxina botulínica está indicada cuando estas recomendaciones no se han mostrado eficaces, teniendo una duración sus efectos de entre 6 a 9 meses, con unos niveles de satisfacción de los pacientes muy elevados. Además varias revisiones sistemáticas han confirmado la seguridad a largo plazo de la botulina para el tratamiento de la hiperhidrosis axilar.
La Dra. Patricia Mancebo, especialista en cirugía plástica, estética y reparadora tiene a sus espaldas gran experiencia en el tratamiento de la hiperdrosis por lo que puedes pedir cita para ver tu caso de forma personalizada.
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