Las mamas femeninas son órganos hormonales, es decir, que tienen receptores para que las hormonas circulantes puedan actuar. Durante el embarazo, estas hormonas (estrógenos y progesterona) van aumentando a lo largo de los meses hasta llegar al momento del parto donde tras expulsarse la placenta, se produce un descenso brusco de las mismas para pasar a ser la prolactina la hormona que se empieza a generar en el cuerpo de la mujer y con ella la producción de leche materna.

Los pechos tuberosos suelen tener poco tejido mamario en su interior, razón por la cual se podría concluir que representan un obstáculo para el éxito de la lactancia materna al asociarlo a una menor producción de leche.
Sin embargo, es ya de sobra conocido, que el tamaño del pecho no está directamente relacionado con la cantidad de producción sino con otros factores cómo:
- Falta de estimulación del pecho: Si no se da el pecho de forma frecuente, ya sea por el dolor en los pezones, estrés o indisposiciones de la mamá, la producción de leche disminuye.
- Que el bebé no se coja bien al pecho y no reciba la cantidad de leche que necesita por lo que la producción de la madre disminuye paulatinamente.
Por supuesto, además de estos factores hay muchos otros que determinan si la mujer va a poder dar lactancia materna o no, como la secreción hormonal, la configuración de los pezones, la propia psique, etc.., pero la existencia de mamas tuberosas en sí misma, no es un factor que la impida.

También conviene resaltar que el aspecto que vayan a presentar las mamas después de una lactancia es impredecible, ya que depende de multitud de factores, entre los que se encuentran la calidad de la piel, el tiempo de la lactancia, las asimetrías previas, etc.
Mamas tuberosas corregidas quirúrgicamente ¿son compatibles con la lactancia materna?
Cuando las mamas tuberosas han sido tratadas quirúrgicamente, la capacidad de lactancia puede mantenerse, especialmente en los casos en que solo ha sido necesaria la colocación de implantes y reducción del tamaño areolar, sin que la llegada de los conductos galactóforos al pezón haya sido desestructurada.
Sin embargo en aquellos casos en los que haya sido necesario un remodelado completo, con intervenciones y abordajes a la glándula retroareolar (con objeto de redistribuirla en los cuadrantes inferiores), sí que puede ser causa de hipogalactia.
En estos casos es posible que los conductos hayan sido interrumpidos parcial o totalmente, con la consiguiente afectación a la capacidad de producir leche por parte de la madre.
En esta situación, al igual que en los que la mujer no desea dar lactancia materna, la comunicación con el obstetra es importante para aportar la medicación necesaria inmediatamente tras el parto y así evitar que el proceso de lactogénesis se inicie.
Deja una respuesta